Sobre nosotros
Ey.
No sé cómo has acabado aquí.
Igual alguien te pasó el link.
Igual viste algo por Insta.
O igual simplemente estás en modo curiosidad y llevas 5 minutos pensando:
“¿Pero esta gente vende cuadros o vende humo?”
Tranquilo.
No eres el primero en preguntárselo.
Y no, no somos una secta.
Somos peores. Jajajaj
Tranqui.
Te lo explicamos.
Pero antes... déjanos contarte una historia. La nuestra. Y, si te soy sincero, puede que también sea la tuya.
Verás, durante mucho tiempo fuimos bastante normales.
O al menos lo intentamos.
Estudiamos lo que había que estudiar, dijimos “sí” a lo que había que decir, sonreímos en
fotos, madrugamos para cosas que no nos emocionaban, y fingimos que todo estaba bien.
Pero no lo estaba.
Porque había algo dentro.
Un runrún.
Una vocecita que decía:
“Tú no has venido a esto. Tú no encajas porque has nacido para romper el molde.”
Y claro, la ignoras. Al principio.
Te comes tus tostadas, haces tus ejercicios de respiración y te autoconvences de que todo está bien.
Pero no está bien.
Y lo sabes.
Porque por dentro tienes un fuego que no se apaga.
Hasta que un día pasa algo.
No sabes ni qué, ni por qué. Pero te das cuenta de que no puedes más.
De que no quieres ser uno más.
De que estás hasta el cuello de que todo el mundo te diga lo que tienes que hacer, cómo tienes que pensar, a qué hora tienes que fichar, y qué vida deberías desear.
Y ese día, chaval… ese día empieza la guerra.
Empiezas a pensar diferente.
Lees. Apagas Netflix. Apuntas cosas.
Te vuelves raro.
El intenso.
El que quiere algo más.
El que quiere TODO.
Y claro, el mundo no ayuda.
Está hecho para atontarte.
TikTok, reels, influencers sin nada que decir, drama, dopamina barata…
Todo pensado para que olvides quién eres.
Y peor aún: para que olvides en quién podrías convertirte.
Y en medio de esa jungla digital, nosotros también nos dimos cuenta.
Nos miramos y dijimos:
— “¿Y si hacemos algo que nos lo recuerde cada día?”
— “¿Un retiro espiritual?”
— “No, coño. Algo que puedas colgar en la pared. Algo que te clave los ojos.”
Así nació NoLimits.
Nuestro proyecto. Nuestro grito. Nuestros cuadros.
Hicimos el primero.
Una frase potente. Una imagen que te despierta.
Lo colgamos. Y BOOM.
Era como tener al colega que no se calla diciéndote cada mañana:
“O te pones serio, o sigue llorando.”
Y ahí entendimos que no estábamos solos.
Porque hay muchos como tú.
Como nosotros.
Gente que no quiere vivir dormida.
Gente que se ha cansado de la motivación light y busca fuego real.
Gente que no necesita decoración: necesita dirección.
Por eso existen nuestros cuadros.
No están pensados por diseñadores de interiores.
Están pensados por luchadores. Por creadores. Por emprendedores.
No están para combinar con tu cortina.
Están para reventarte la mente cuando te empiece a entrar el miedo.
No son bonitos. Son necesarios.
No susurran. Gritan.
No decoran. Despiertan.
Y si algún día te preguntas qué hacemos exactamente en NoLimits… la respuesta es esta: Vendemos recordatorios. Visuales. Crudos. Urgentes.
De que puedes.
De que debes.
De que viniste a construir algo tan tuyo, tan potente, tan bestia…
que cuando lo consigas, nadie podrá decir que no lo viste venir.
Porque lo viste.
Cada día.
Colgado en tu pared.
Gritándote mientras tú dudabas.
Y si duele, mejor.
Porque eso significa que has dejado de anestesiarte.
Porque eso significa que estás vivo.
Y porque eso significa que ya no hay marcha atrás.
Bienvenido a NoLimits.
No queremos clientes,
Queremos guerreros
Gente como tú que, por fin, está lista para dejar de mirar… y empezar a hacer.
Nos vemos en la cima.
— El equipo NoLimits